El cepillo de dientes pdf
E L -;Me vas a decir que no has oido hablar del amor? Me suena. E L --No es posible, Antona. E L -Per0 si eso es tan importante, o mis aun, que la laca para el pelo, 10s cupones premiados o 10s supo- sitorios.
Eso se lo ensehan a uno en priiiiera zyxwvu zyx preparatoria. E L --j Per0 si basta con leer las enciclopedias, Anto- na El vu hacia un mueble bajo y coge un grueso libraco.
Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver E L -Ah, pero por lo menos deberias saber que las z relaciones amorosas sc clasifican seglin su intensidad y zyxwv sus circunstancias en : condicionales, consecutivas, con- zyx El la toma nuevamente de l a cin- trira y trata de atraerln hacia si. E L --hntona, Antona, dime, djnie, i h a s tenido amantes? E L -No te suelto si no me dices la verdad.
E L --Bueno, pero per0 una mujer siempre sabe A mi como si nada. Cuando voy a darme cuenta ya esthn abotonindose. Es una porqueria, le dig E L -Per0 tfi eres un animal premiado en cualquier fcria, Antona.
E L -Palabras cariiiosas y sabias. Bueno, voy a despertar a la se- iiora El intenta tontarla de un brazo y retenerla. E L -KO, no, no, no, no, iespera? Han sucedido algunas cosas El, instantaneamente, se pone a contar un cuento con tono paternal.
Antona escucha fascinada. E L -Per0 este cuento no lo conoces. Un dia descubri6 que su esposa, la reina, se acostaba con un anarquista de palacio, dentro de su propia armadura y debajo de su propia cama. Desde entonces el rey dejci de comerse las uiias y comenzci a comerse 10s cuernos E L - i Y el principe? E L -iQui principe? Hay prin- cipe o no hay principe.
E L -Oh, si, si, si, el principe Es que no habia que- rido hablarte dc 81 por delicadeza, porque cste principe tenia un vicio secreto: arrastraba la lengua por todo el palacio. E L -i Era filatklico! Lo que. Antona vuelve a dirigirse a1 dormitorio.
E L -i No, no entres a1 dormitorio, Antona! Hay cosas tiradas: mi ropa sucia, mi mujer E I, -jTe lo prohibo, Antona! E L -2Y c6mo lo adivinaete? E I, --Es verdad. Oculto algo y tengo que decirtelo. Ven, sientate aqui. L-6 yo misma a enterarme. E L - En un grito.
Antona, m t e s de entrar a1 dorrnitorio, se vuelve hacia El. E L --Es que yo E L -Yo, yo ya no soy el niisnio de antes, desde liace media liora que lo s6. E L --Per0 si te lo he explicado en forma delicada durante todo este rat0 y te niegas a comprenderlo E L - Sin poder contenerse. E L -Que voy a tener un niiio. E I, -Si. Un nifio que es fruto de tu irresponsahilidad y egoismo. Ah, no pretenderis negarlo aho- ra, Antona Pero, si lo iinico que hemos liecho ha sido darnos pellizcones p manotazos en la cocina.
E L - Con pudor. Ya ves, asi es la Naturaleza B a j a d o la vista. Voy a tener un niiio. E L - Digno y sufriente. Ah, iAntona, no me pe- z diris las pruehas ahora! Y mire, todo esto es un ]io. Yo vengo aqui solamente a limpiar el piso y no a sacarle a usted las castaiias del fuego Antona ya se ha olvi- dado del dormitorio y esth en msdio de la sala.
E L - Haciendol pucheros. Claro, para ti es ficil, apenas un remordimiento E L -Me repudiari. E L - Digno. Espero que ella le dd su apellido por lo menos. E L -iAntona, no me des la espalda ahora, despu6s El sufre zy un desvanecimiento. Venga, sibntese, si6ntese y deje de pensar en tonterias. Si no es nada del otro mundo. Todas tenemos que pasar por esto tarde o tem- prano.
Le traer6 un vaso de agua Antona lo arrastra hasta una silla y c o v e a buscar un vas0 a la cocina. Desde alli grita. El bebe el agua y luego estalla en sollozos. E L -POT un momento de placer me he convertido Si ahora la sociedad es niucho niis comprensiva que antes E L - Hacienda pucheros. Me da miedo tu abuelo puritano. E L -Ah, si, yo tamhien naci en un pueblo. E L -Si, por eso fui siempre muy ignorante en todas estas cosas. Yo creia que 10s niiios se hacian mezclando tres partes de harina, dos de leche y una de levadura.
Y nadie se en- tera. E L -Claro, la reacci6n tipica: librarte de mi. Aho- ra ya no piensas para nada en el matrimonio. Ademis, usted esti casado. Deberia decirle todo a Ella deberia conocer la situaci6n iYo misma se lo dirG! Si no le da un infarto es seiial que terminari por reconocer a1 crio Antona se dirige a1 dormitorio, peso El la detiene con un grito. E L - Corn0 un demente. Comenzark ahora mismo CO- mi6ndome este diario hasta morir. El muerde ferozmente el peri6dico. En el tira y afloja lo desga- rran completamente.
Si, maiiana tendris que explicar todo a la opini6n publica: muerto y deshonrado por intoxicacibn de prensa amarilla. Antona retrocede unos pasos. E L --Soy una victirna. E L -A1 que no es ducho en bragas las costuras lo niatan. E L -Lo que no se hace en un aiio se hacc en un rato. E L -Cada uno habla de la Eeria segun le va en eUa. E L ijo sin dolor, madre sin amor.
A N rr o N A -Eramos treinta y pari6 la abuela. E L -A mulo cojo e hijo bobo lo sufren todos. E L -El lech6n de un mes y el pato de tres. E L -MAS vale casada que trajinada. E L -Antona, Antona, uno la deja y otro la toma. Antona empieza a deshojar tristemente una rosa -del florero. E L -No, no pierdas las esperanzas de casarte, An- tona; si estis muy bien todavia a pesar de tu cicatrix de tu operaci6n de apendicitis.
Debe ser que me estoy volviendo solterona. Es fatal. Engordark, me arrugar6 y el dia menos pen- sado, ipaf! Soy el estropajo de todos. E L- -Ah, i qud ideas tienes, Antona!
E L -En ese sentido eres verdaderamente apasio- nante. Hasta escribi a un consultorio sentimental. No le entendi nada. E L - Estupefacto. Sb que se va a reir de mi. Esa frase la escuchb en Flor de Fango. E L -iHmm? E L -NO. Yo, timido, per0 dicen que neurastknico sin re- medio. La saluda y olvida para siempre A N T o N A -No s6 lo que quiere decir, per0 ya es bora de que termine mi trabajo Antona se dirige al dormitorio en formadecidida.
E L -Se necesitarian las trompetas del Juicio Final. A N T o N A -Ne quiero seguir jugando a las adivi- nanzas y s i usted me sigue poniendo dificultades me marchar6 a1 extranjero. E L -Ah, no, no, no, eso no Ay, Antona, Antona. Mira, si quieres, te casaremos con mi jefe que es alcohtjlico o con el hijo de mi veci- no que es numismitico, o con mi director espiritual que es pastor luterano 0, en un d t i m o caso, conmigo mis- mo E L -Per0 por supuesto.
Ella no diri una sola pa- lahra. E L -Por supuesto. Hasta su cepillo de dientes. Voy a pensar. De todas mane- ras, triigame referencias, recomendaciones y radiogra- fias.
Antona, Antona, tu sahes qnc yo tengo buenos antecedentes bancarios. Mira, si quie- res aprenderk el alemin para que te sientas en el ex- tranjero. No creo que sea posible casarme con usted por el momento. Y no es que sea bea- ta, pero me rcsultaria chocante que su esposa, usted y yo Existe la moral y las buenas costumbres.
Una puede haber llegado muy ba- jo, pero eso de compartir la televisibn y el cepillo de pugnante. No for- cemos a la Naturaleza. E L -jTraspasa tus propios liniites, Antona! E L -Te sacark una pijliza de seguros.
No, el fin, no. E L -Si, el fin. Bailaremos un tango cada dia. El coloca en el viejo kramdfono un disco de Gardel. Antona tira a1 aire el estropajo y el cubo de limpie- za. E L -i Cuqui! Bailan upasionerdarnente. Parecen transportudos. Casi a1 terminar el tango, el disco se pone a girur so- bre el mismo surco rayado.
El se desprende de ella y va hacia el gramdfono. E L -Sigamos bailando. Se interrumpe. Se escucha un grito penetrants de Antona desde el dormitorw, Sale Antona tambalecin- dose por la impresidn. El, abstraido, parece casi fe- liz. E n el gramdfono se escucha un acompaiiamiento de guitarra para el canto de El. ASe ha vuelto loco?
Por qu6 esta mueca siniestra de la suerte Quise abrigarla y mis pudo la muerte YO podr6 atestiguar la verdad Clav6 en mi carne viva sus garras el dolor Abrir6 las ventanas y empezar6 a gritar como una loca a la gente que pasa por la calle Luego se enfrenta a E l. Todos 10s Miircoles de Ce- niza me regalaba sus medias corridas. Seguramente quiere comprometerme, quiere mezclarme Tienen que creerme SB nada! Se apagan casi todos 10s reflectores hmta prducir- se una penumbra. El enfoca el rostro de Antona con una potente linternu.
La cruda luz de la linterna cue de lleno sobre el rostro asustado de Antona. El habla desde la penumbra. Antona estci inmovilizada. El dici- logo es seco y rhpido. E L -ZEdad? E L -ZDomicilio? E L -ZProfesi6n? E L -ZRcIigi6n? E L -Z Estado? E L -2Arma homicida? E L -2M6vil del luctuoso suceso? Yo me visto con su ropa porque ella misma me la daba.
Si le saqu6 a1 cadi- z ver una cadenita de or0 y un anillo, fue s para te Cesa el lloriqueo. E L -Ah, iconfiesa entonces? Puedo atestiguar que a la hora del crimen le hacia el amor a1 sefior, mientras comia un sandwich y veia un concurso por la televisi6n. Bueno, a mi me gusta asi, i sahe? Vuelve la luz a1 escenario. Ellcambia a locutor de TV usando la linterna como micro'fono. Antona, ner- viosa y sonriente como una concursante. Ambos ha- blan directamente ul pziblico. El hace las preguntas con un tono brillante y empalagoso propio de 10s lo- cutores de TV j.
E L --Mire, le voy a dar la d t i m a oportunidad. Vamos a ver, iquikn mat6 a la niujer del departamento veinticinco? E L-DO, do, do, do, do, do.
Tibio, tibio E L -Da, da, da, da, da, da, da, da. Casi, casi Pien- FC, piense, que la estin mirando millones de teles- pectadores a trav6s de nuestro sistema de Eurovisi6n. Vamos a ver, iqui6n mat6 a la mujer francesa del cuar- zyxwvu to de alojados? Bien, le damos la tihima opor- tunidad. E L -Dicela. A ver, ay, ya s6, jel gas licuado! E L -Do, do, do, do, do, do. Si, si, si, si, si, si. Ya sk Pe- ro si era tan ficil. E L -Da, da, da, da, da. E L --Ida, da, da, da, da.
Desgraciadannmte ha per- dido su dtinia oportunidad. Bruscamente, El se sienta y habla con un tono zyxwvu grave y sacerdotal. La vista baja. Las manos en el regazo. Antona se arrodilla jzmto a Como padre abad.
No, padre ahad, creo que no; no, no, padre, no. E L -2Estis segura, hija mia?. Ay, si, padre. Nosotros ponemos mucho cuidado para no pecar, claro.
Incluso 81 busca las partes mis neutras y menos pecami- nosas s codos, por ejemplo-, pero, asi y todo, es completamente desmoralizador. A usted lo han pelliz- cad0 alguna vez, padre? E L -Si. No, no, niiia. A mi eso me deja totalmente deshecha. Yo he pasado por este mundo co. E L - Empezando con tono de inquisidor y conti- nuando con un progresivo tono libidinoso. Cocupichencha Cocupichenchita Co Antona reacciona, le muerde el dedo y se pone de pie. Est6 muy bien que una sea un poco ig- norante y un algo diabhtica, per0 eso de guardarle sus muertitos dehajo de la cama, no, no, no, no, no, es mu- cho pedirnie.
Ay, Antona, pero no te pongas es- crupulosa ahora. Conozco a un general retirado que viene en cuanto yo doy un silbi- dito. E L -Tenemos poco tiempo entonces. E L -i Ay, Antona; si, Antona! Ruido d e cristales rotos fuera del escenario. El se acerca a Antona con apasionamiento. E L - Zntensamente. Antona, mira, tu olor a lava- platos me conmueve, me enloquece, me rejuvenece. Si me dejas atisbar tu escote con una lente gran- angular teleobjetivo de dos milimetros y medio morir6 de placer, Antona.
El con mcEs intensidad y apasionamiento toidavia. E L -;Atame las manos si quieres! E L -iY que el mundo se haga polvo a nuestro alre- dedor! Se acercan apasionadamente e inician una gro- texa parodia del acercnmiento o del abrazo amoroso. Toda la pantomima de grotesca incomunicacidn fisica se desarrolla siguiendo una mzisica distorsionada. Seria preferible usar m b i c a concreta y no electrdnica. Da la impresidn de una pesndilla. Jarrones, sillas, cuadros caen a1 suelo. Del zyxw z techo caen objetos diversos que se rompen e n el suelo.
La pareja estci ajena a todo esto. Ambos, jadeantes y z heehos un nudo, ruedan por el suelo y se separan. N o zyx pueden hablar durante un momento.
El le habla d e d e el sueko. Isabel, Mercedes, Soledad E L L A -2 A qu6 te refieres, cariiio? E L --Sabes perfcctamente hien a qui: me refiero.
Resulta agotador. E L L A--Mi parte no es ficil tampoco. Si por lo menos se te ocurriera algo nuevo. E rd -Eso es lo m i s espantoso. Para hacernos el amor varnos a tener que contratar a nn asesor E L L A-Yo creo que las ideas iniciales no eran rnalas, 10 que pasa que lo hemos bordado tanto que ahora estin pricticaniente agotadas. E L -2Qu6 podenios hacer? E L -Es verdad que si no te estrangulo todos 10s zyx dias no te quedas tranquila. E L -No, si no te lo critico.
Pero no me eches en cara que yo tanibikn tenga algunas debilidades. E L L A -No, si yo n o te critico nada, solamente que no entiendo por qu6 no vives con Antona y ya esti. E L -Ea una idea que ya se me habia ocurrido.
Sienipre que Antona acepte disfrazarse de ti. Bueno, pongamos las cosas en su lugar. E L L A -Es una lengua muerta. E L -iY en sinscrito? E L LA -iEn quk? E L -En sinscrito. Es el lenguaje de 10s sordomu- dos, in0 lo sabias?
E L L A -No, no tenia idea. E L -Esta vez si que la has hecho buena. No conoces el sAnscrito. E L L A -Bueno, pero conozco una6 palabras en arameo.
E L -Y yo conozco unos slogans de propaganda en checo. E L -- Apasionado. E L L A -iTe pas6 algo? E L -No. E L L A -iEstis seguro? E L zyxwvu -si. E L L A -A mi tampoco. E L -Todo. E L L A -No lo habia pensado. E L -Per0 es asi. E L L A -Ah, no nos pongamos tontitos, mi amor. Es verdad que tu madre embaleamada nos da un poco la lata, que a ti se te cae el pelo y a mi el repollo me da flatos, pero asi y todo lo pasamos edraordinaria- mente bien.
Tenemos nuestro departamento a1 lado 4 mismo del p que de atracciones. E L --Quizis tengas raz6n El la besa en el cuello. E L L A -iEscuchas? Es la lmora en que empieza a girar Comienzan las I atracciones Ella lo besa. E L -i Qu6 bien hueles!
Es el superdetergente tamaiio gigante Bimpo. E L - CariZoso. N o digas tonterias, carifio E L L A - Zntpaciente.
No seas testarudo E L L A -iIgnorante! Bimpo es la f6rmula alemana para la ropa blanca del mundo. E L L A -iBimpo hace millonarios y eliiiiina el fre- gado! Los dos gritan a1 mismo tiempo 10s nombres vnrias veces.
Szibitamente, Ella toma un tenedor de la mesa. El, imtintivarnente, coga un cuchdlo. Se miran fijantente nombrando s us zy zy detergentes favoritos en voz baja.
Ambos se agreden zyxwv salvajemenre e n una especie de duelo a muerte. Apro- vechando un movimiento en falso de El, ElLa le entierra el tenedor en el vientre. El se dobla sobre si mismo. Ella, alin hist6rica, se Lo clava varias veces mcis en el zyx ruerpo repitiendo como una loca. El cae pesadamente a1 suelo.
Ella lo arras- tm hacia el dorntitorio. Sale casi inmediatamente de nlli con el tenedor contpletamente ensangrentado en la riano. Lo mira un momento fijamente, detenikndose en medio del escenario.
Anoche soii6 con nn tenedor. Limpia el tenedor cuidadosanzente con una servi- lleta. Se sienta a la mesa y se prepara una tostada con ntermelada. S u e m el timbre. LA zyxw caso. Suena nuevamente el timbre. Bue- no, eso no ticne nada dc raro porque todas las noches suciio con un tenedor. Voz E -2Se puede?
Una pausa. Entra El tamlialerindose. Su caiitisa blan- ca baiiadn en sangre. Con una mano se aprieta con- vnlsivamente el vientre. E L -i No, el cadiver no esti en el lugar de siempre! E L L A - Levantcindose. Fines absolutamente serios y apost6licos. E L L A - Con sencillez.
E L -tTsted no tendri prejuicios, iverdad? E L L A -2Me hace esta pregunta con fines serios? E L - Triste. Soy un Lucho solitario. E L L A -Por el momento no puedo contestarle nada, pero E L -Es una buena idea. Me gustaria conocerla. E L - Escribiendo en un papel. Su aviso ha sido un grito en medio de mi rutina gris. Tengdla impresi6n de qne nos cornplementaremos para siempre.
Si time a l g h defecto fisica visible o alguna enfermedad invisible, le ruego me lo haga saber. Es imprescindible enviar foto.
Yo, timido, per0 dicen que simpitico y sin eompromisos. La saluda lleno de ansiedad, Lucho solo. El dobla la carta y se la desliza a Ella subrepticiamente, c o n 0 haciendo un acto inmoral. Ella la toma de la misma forma. La lee ansiosamente y luego ambos dialogan sin mirarse, como separados p o p una gran distamia. E L L A -No quiero aventuras. Busco un alma gemela.
E L -Soy un industrial extranjero que quiere echar rakes. E L L A --Prometo comprensi6n. E L -Reunimonos pronto. E L L A -No soy mnjer de un dia.
E L -Tengo cultura casi universitaria. E L L A -Oooh7 hay tanto mel6n podrido en el mun- do. E L -Le prometo absoluta discrecibn. E L L A -zY cbmo nos encontrarcmos? E L -Yo estari con la cabeza inclinada frente a la iimba del soldado desconocido.
E L -i Llevenios alguna seiial inkonfundible! E L --Mi abuelo paralitico. E L L A - Zntensa. E L - Intenso. Es iniitil. El diario no es de hoy. Es de pasado maiiana E L L A - Arrugando la carta y tircindola a1 suelo. E L : -iAh, si pudiesemos alquilarle a alguien la pieza de alojados! E l se desplasa distraidamente por el escenurio. Se encuentra con el gramdfono y acariciu suave y largamente la enorme bocina. Tararea casi para si el inicio del tango Yira-yira, y luego canta suavemente 10s dos versos.
E L L A -0bseeno. E L -zY por que? Para 10s dos solamente. Es casi m a cos, fis iolbgica. E L -Y Gardel ha muerto. No nos veri nadie. E L - Suplicando. E L L A - Y lo iinico que puedo hacer por vos ec guardar un minuto de silencio. E L - Cantando suauemente y desitusionado. No esperes nunca una mano, ni una ayuda, n i un favor L Pausa larga.
Ella le observa fijamente. E L L A -Por favor E L L A -Fijate un poco mis. E L -4En quk? E L L A -No ensucies el mantel. E L -i No me lo digas todos 10s dias! E L L A - Subiendo el tono. E L -i No hagas sonar la cucharilla! E L L A -iNo mojes el aziicar! E L L A -i No arrastres 10s pies! E L -i No me escupas! E L L A - Aultando.
Ya no se les entiende nada porque gritan a la vez sin darse respiro. Bruscamente ambos se callan. Ahorn bruscamente inician 10s gritos simultcineos y vuelven R callarse. Silencio cargado de tensidn. Cada uno se enfrasca en su lectura. E L -iQu6? E L L A - Molests. No necesitaiiios eso. E L -Quizis si. E L L A -iLo dices por nosotros? Pens6 que seria bueno que tuvi6ramos huevos frescos en la casa.
E L L A -zY qu6 tienen que ver las jaulas? E L -He oido decir que 10s huevos se sacan de alli. E L L A -jPero, hijito, que no sabes que las gallinas! E L -- Gritando enfurecido. Podrias coniprarte una de esas jaulas para ti. E L -- Picado. Estaria seguramente ocupada por h i madre que necesita urgentemente una. E L L A -- Furiosa. EL-Eso es exactamente lo que tendria que hacer, pero despu6s de hablar de tu manii; s6lo que esta maiiana no pude encontrar mi cepillo de dientes.
E L- Reuccionando. E L L A - A y , eres un descuidado. Ella abre la revis. Asi su novio diri, su novio d i r i E L - ATovio fascinudo. A h reuccionando , j basta, s6lo dije que no pude encontrar mi cepillo de dientes esta maGana! E L L A - Candorosa. Le podemos preguntar a miss Helen. Le escribir6 a ella. Ella devuelve hasta la virginidad.
E L -jNo! Quiero que tli me digas d6nde est6 mi cepillo de dientes. E L L A - Con amable condescendencia. Pero, hijito En el lugar de siempre: tirado en cualquier parte. E L -No, no. Esta maiiana no estaba alli.
E L L A -zSe te ocurri6 pensar que podia estar en el vas0 de 10s cepillos de dientes? E L -2Y para quC? E L L A -Para escribir a miquina. E L -Pero, si tengo otro alli para eso. E L L A -Ay, entonces, no entiendo. Es el eolmo que mi h i c o objeto ELLA-Voy a ver. El empieza m hacer gcirgaras. De pronto la mujer entra gritando.
El, sobresaltado, se atraganta con el agua saluda y tose. Si Con cara compungida muestra un cepillo de dientes atrozmente inutilizado cor2 pintura blanca para zapatos. E L - Espantado. E L L A - Confundida. Mis zapatos mis zapatos blancos necesitaban con urgencia una manita de negro y E L -;No encontraste nada mejor que inutilizar mi cepillo de dientes!
ELLA-No, no, no, no, no, nb. Primero trat6 de war la brocha de afeitar, per0 hacia espuma. E L - Furioso. Lo que va a echar espuma por la boca soy yo. E L L A - lngenua. Per0 si las girgaras eran de sal.
E L - PatBtico. Esta es la atroz realidad: en mi casa no hay un cepillo de dientes. Parece increible, i n o es cierto? Quiero empezar mis labores en forma cristiana, per0 no Yo trabajo como una bestia toda la semana, y cuando a1 final de la jornada llego a mi casa en husca de alguna distraccibn, como, conio es lavarse 10s dientes o tejer un poco ;No, no es posible! Per0 para mi, no. Para mi no es posible. E L -i Hasta las hienas sonricn sin temor!
E L L A - Encantada con la idea. E L -zY cuil, se puede saber? File el regalo de matrimonio de mi padre. E L -iNo pretenderis que me lave 10s dientes con tzi cepillo! E L -Per0 no se trata de eso. No digas tonterias. E L L A -No es una tonteria. Es el matrimonio. La comparticih de todo: penas, anpstias, alegrias i Y, y E L -Si, per0 no hasta ese punto.
E I, L A - Llorosa. Hacia el pziblico. Ah, claro, claro Quiero tener mi propio inofensivo implement0 dom6stico. E L L A -No decias eso cnando esthhamos de novios. E hac ha cia el pziblico. Nunca le prometi usar su cepillo cuando estibanios de novios. E L L A -Lo habrias hecho. Me querias. Se trata de higiene. E L L A - Lastimera. Y cuando yo me lastimaba un dedo no pensaba en la higiene. No, me lo chupaba y me decia. Elkt va hacia la mesa y golpea Eon 10s puiios sobre la cubierta.
E L - Holdando debajo de la mesa sin que se le vev en nin,gzin momento. Per0 puedo ingeniirmelas para no verte, per0 tengo que oirte. Es verdad que tl'l tienes tus audifonos y yo tengo mis discos viejos, per0 asi y todo i te oigo! El l'lnico lugar en donde encuentro un poco de tranquilidad es aqui en mi cuarto de baiio. Aqui todo es funcional. Aqui reina el desodorante y 10s polvos de talco. Aqui es preciso. Aqui no puedes entrar ipero has entrado y me has robado mi cepillo de dientes!
E L L A - Repentinamente mirando hacia el pzibli E L - Asomando la cabeza pos debajo del mantel. Me importa un bledo que escuchen todo. Para eso pagaron. E L L A - S i quieres soledad, qukdate en tu querido excusado E L -No te pongas melodramitica, querida. Sabes perfectaniente que tu madre vive aqui con nosotros. E L mi ra grit an do. E L -Pequeiia inujerzuela hist6rica. E L L A -iSidico! E L -i Orginica! E L -i Mandrigora! E L L A -iT6xico! E L -i Crustdceo!
E L L A -Voy a empezar a gritar Ella empieza a gritar como una loca. EL sale de debajo de la mesa y se pone de p i e enfurecido. E L -i Cillate, Marta! El se merca a Ella. Toma de la mesa el transistor y con un rcipido movimiento pusa la larga correa de la radio por el cuello de la mujer. Luego empieza a apretar hasta silenciarla.
La mujer cue a1 suelo. El hombre la mira u n momento. Estci jadeando. Y a no jadea en absobuto. Sdba U I I tango. Trae en la mano una corbata negra. La mira reflexivamente y se quita la de color que lleva pucst a cambicindola por la de luto. Silba una melodia. Se sienta y se sirve mcis cafk. Mientras lo bebe lee en voz alta 10s titulares de u n pmiddico de formato mcis peqrceiio que el anterior. Presentaha huellas evidentes de haber sido estrangulada con la correa de cuero de una radio a pilas.
La situaci6n se presenta bastante confusa a pesar de su aparente sencillez. Estos son 10s hechos: a las 8,30 de la maiiana, la mujer que hacia el aseo en el departamento y que dice llamarse Antona, toc6 repetidas veces el timbre. A1 no ahrirle nadie us6 su propia llave y entr6. Las declaraeiones que Se suelta el ciiello y la corbata y adopta el aire fatigado de un ncusudo en un interrogatorio policial. Ustedcs habrian hecho lo mismo-a1 encontrar a un extraiio adueiiindose de vuestra casa, desde el pijaina hasta el cepillo de dientes.
Ella estaba en todas partes. La encontraba, la encontraba algunas veces a1 clespertarnie por las noches, la eneontraba en mi propia cama. Era algo irritante. Pero, sefioras y seiiores La pi6n mat6? No lo s6. Los extraiios me dan miedo y lo que cstaba ocurriendo ahora, como encontrar mi dentadura postiza dentro de la zapatilla de levantarse de una desconocida, fue superior a mis fuerzas.
Ustedes han visto: mis discos de Gardel sc llenaban de polvo porque ella se negaba a bailar tangos. Yo puedo llorar horas cnteras escuchindolos. Pero ella no. Y s i dos personas no pueden llorar juntas por las mismas cosas, iqu6 otra cosa se puede hacer? Adopta el aspect0 anterior, despreocupado, casi sonriente. Toma el periddico y lee cn voz alta e indiferente. La policia piensa que se trata de un cas0 tipico de crimen pasional.
Se husca a una tercera persona, posiblemente francesa. El deja el pe. Esta prensa sensacionalista se esti poniendo cada vez mis morbosa. Es el veneno del pueblo Empieza a echar mermelada en una tostada. Se oye sonar el timbre de la puerta del apartamento. Un silencio. Nuevamente el timbre en forma insistente.
U n silencio. Ruido caracteristico de una llave e n una cerradura y luego el crujido de una puerta a1 abrirse. E L --iPasa, Antona, el cadiver est6 en el lugar de Las cortinus se cierran. El, con el gesto detenido en el aire y parte de la tostada con mermelada en la boca. Todo lo que se veia a la izquierda est6 a la derecha y viceversa. Se escucha el timbre de la puerta. Nue2 98 vninente el timbre. Se abre la puerta y se Pscuclzan 10s pasos de alguien. E L -jBasa, Antona, el cadiver esti en el lugar de eiempre!
Entra Antona. Es Ella, sdlo que lleva un vestido barato, peluca y pendientes. E n sus manos un cubo de limpieza, un estropajo, balletas y un escobilldn. Antona es decidida y en6rgica, aunque ingenua.
Deja el cubo en el suelo y se qdoca e n la cintura una balleta a manera de delantal. E L -Buenos dias, Antona. Si lo iinico que me hace falta es encontrar un niuerto debajo de la alfombra E L - Sobresaltado -Y, ipor q u i dices eso, Antona?
E L -- Zndiferente. Ah, no lo dudes. C6rtate la cabeza. E L - Perplejo. Antona, dime iYo huelo a infierno? S i , seiior. E L 4racias. La seiiora se pus0 hi4tPrica. E L --Per0 luego, gracias a Dios, llegaste aqui. Mientras subia la escalera venia pensando:"'Por fin Uego a una casa decente y tranquila, ay, donde esos seiiores que viven como palornos..?
E L -iEstis segura de que asi viven 10s palomos? E L -2Y c6mo se consigue volver el alma a1 cuerpo, Antona? El se ha q u e d d o inmdvil con la mirada fija en direccidn a1 doPmitorio. E L - Reaccwnado. Ah, si, si. Completamente purificado. Como un cuerpo glorioso. Es curioso, pero esta maiiana me siento tan viudo como el cardenal Richelieu.
E L -Requiescat in pace. E L -Que duerme como una muerta. Un tio mio, el pobre, se acost6 cantando y amaneci6 af6nico Antonn pone algunas cosas sobre la Bandeja. Eli, i termin6 s u desayuno, seiior? E L -Si, algo me quit6 el apetito. El se levanta y se interpone entre ella y el dormitorio.
E L -iNo! No conseguiris que trague nada, Antona. Ay quitcindole la bandeja de las manos , lo estropeas todo con tus prisas, Antona. For eso te resbalas en 10s jabones y quiehras 10s espejos Acerchndose mucho a ella. Parece que anduvieras huyendo de algo. Lo peor de todo es huir, Antona, aunque se haya matado a alguien Ay, no, eso es malo para la presi6n y para 10s nervios.
Si hay tiempo para todo El le pone una mano en la cintura. Me gust6 eso que dijiste de "vivir como Repitemelo otra vez, j quieres? Antona se separa de E L - Sonriendo. No, si no vendri. Tendria que estar muerta para no escuchar las carreras y 10s gritos que doy todas las mahanas para librarme de sus agafiones. E L -Eres completamente tonta, per E L -Palabra; ah, Antona, dime, jestis enamorada?
E L -;Me vas a decir que no has oido hablar del amor? Me suena. E L --No es posible, Antona. E L -Per0 si eso es tan importante, o mis aun, que la laca para el pelo, 10s cupones premiados o 10s supositorios.
Eso se lo ensehan a uno en priiiiera preparatoria. E L --j Per0 si basta con leer las enciclopedias, Antona El vu hacia un mueble bajo y coge un grueso libraco. Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver E L -Ah, pero por lo menos deberias saber que las relaciones amorosas sc clasifican seglin su intensidad y sus circunstancias en : condicionales, consecutivas, continuativas, disyuntivas, defectivas, dubitativas dubitativas y copulativas.
El la toma nuevamente de la cintrira y trata de atraerln hacia si. E L --hntona, Antona, dime, djnie, i h a s tenido amantes? E L -No te suelto si no me dices la verdad. E L --Bueno, pero per0 una mujer siempre sabe i cuando si y cuando no! A mi como si nada.
Cuando voy a darme cuenta ya esthn abotonindose. Es una porqueria, le dig E L -Per0 tfi eres un animal premiado en cualquier fcria, Antona. E L -Palabras cariiiosas y sabias. Bueno, voy a despertar a la seiiora El intenta tontarla de un brazo y retenerla. E L -KO, no, no, no, no, iespera? Han sucedido algunas cosas El, instantaneamente, se pone a contar un cuento con tono paternal. Antona escucha fascinada. E L -Per0 este cuento no lo conoces. Un dia descubri6 que su esposa, la reina, se acostaba con un anarquista de palacio, dentro de su propia armadura y debajo de su propia cama.
E L - i Y el principe? E L -iQui principe? Hay principe o no hay principe. E L -Oh, si, si, si, el principe Es que no habia querido hablarte dc 81 por delicadeza, porque cste principe tenia un vicio secreto: arrastraba la lengua por todo el palacio. E L -i Era filatklico! Lo que. Antona vuelve a dirigirse a1 dormitorio. E L -i No, no entres a1 dormitorio, Antona!
Hay cosas tiradas: mi ropa sucia, mi mujer E I, -jTe lo prohibo, Antona! E L -2Y c6mo lo adivinaete? E I, --Es verdad. Oculto algo y tengo que decirtelo. Ven, sientate aqui.
L-6 yo misma a enterarme. E L - En un grito. Antona, m t e s de entrar a1 dorrnitorio, se vuelve hacia El. E L --Es que yo E L -Yo, yo ya no soy el niisnio de antes, desde liace media liora que lo s6. E L - Sin poder contenerse. E L -Que voy a tener un niiio. E I, -Si. Un nifio que es fruto de tu irresponsahilidad y egoismo. E L - Lastimero. Ah, no pretenderis negarlo ahora, Antona Pero, si lo iinico que hemos liecho ha sido darnos pellizcones p manotazos en la cocina.
E L - Con pudor. Ya ves, asi es la Naturaleza B a j a d o la vista. Voy a tener un niiio. E L - Digno y sufriente. Ah, iAntona, no me pediris las pruehas ahora! Ya no jadea en absoluto. Silva un tango. Trae en la mano una corbata negra. Bien hecho. Se suelta el cuello de la corbata y adopta el aire fatigado de un acusado en un interrogatorio policial.
Ella estaba en todas partes. La encontraba al despertarme por las noches, en mi propia cama. Era algo irritante. Ustedes han visto: mis discos de Gardel se llenaban de polvo por que ella se negaba a bailar tangos. Pero ella no.
Adopta el aspecto anterior, despreocupado, casi sonriente. Se busca a una tercera persona, posiblemente francesa. Empieza a echar mermelada en una tostada. Se oye sonar el timbre de la puerta del apartamento. Un silencio. Nuevamente el timbre en forma insistente. Las cortinas se cierran. Se escucha el timbre de la puerta. Nuevamente el timbre.
Se abre la puerta y se escuchan pasos de alguien. Entra Antona. Completamente purificado. Como un cuerpo glorioso. Antona se dispone a dirigirse al dormitorio. Lo estropeas todo con tus prisas, Antona. Parece que anduvieras huyendo de algo. Lo peor de todo es huir, Antona. Antona - Feliz. Antona - Perpleja. Me suena. Antona - Palabra. Antona - Bueno, lo que pasa es que una no ha estudiado.
Y no hay que confundirlo, Antona, porque hay mucho. Antona - Yo, no, palabra de honor. Antona - Es que me criaron con leche de burra. Lo que es la falta de ignorancia de una… Antona vuelve a dirigirse al dormitorio. Antona - Voy a pensar que oculta algo, ah. Antona - Ah, no entiendo. Antona - No, no lo creo. Antona - Confusa. Antona - Alarmada. Si no es nada del otro mundo. Todas tenemos que pasar por esto tarde o temprano. Antona - No, no sea tonto.
Antona — Porque dijo que era un mal ejemplo para mi madre, que estaba soltera. Me da miedo tu abuelo puritano. Y nadie se entera. Ahora ya no piensas para nada en el matrimonio. Antona - Nunca, nunca le ofrecido matrimonio. En el tiran y aflojan lo desgarran completamente. Antona retrocede unos pasos. Antona - Usted es un hombre peligroso. Antona - Quien mal anda mal acaba. Antona - En comer y rascar todo es empezar. Antona - Quien su trasero alquila no pasa hambre ni fatiga.
Antona - Casarme quiero, que se me eriza el pelo. Antona empieza a desojar tristemente una rosa del florero. Antona - Desilusionada. No, estoy muy venida a menos. Debe ser que me estoy volviendo solterona. Es fatal. Soy el estropajo de todos. Antona - Claro, porque le encuentran gusto a detergente a una se aprovechan. Antona - No, lo he intentado todo. Debe ser un vicioso. Antona - Orgullosa. Es terriblemente apasionante. Antona se dirige al dormitorio decidida.
Ay, Antona, Antona. Antona - Esta boda tan precipitada. Envejeceremos los tres juntos frente al televisor. Hasta su cepillo de dientes. Antona - Ah, ah. Voy a pensar. Antona - No creo que sea posible casarme con usted por el momento. Existe moral y las buenas costumbres. No forcemos a la Naturaleza. Antona - No. Antona - Embelesada. Antona tira al aire el estropajo y el cubo de limpieza. Bailan apasionadamente. Parecen traspasados.
Casi al terminar el tango, el disco se pone a girar sobre el mismo surco rayado. Se interrumpe. Se escucha un grito penetrante de Antona desde el dormitorio. Se apagan casi todos los reflectores hasta producirse una penumbra. La cruda luz de la linterna cae de lleno sobre el rostro asustado de Antona.
Antona — Vaya uno a saber. Antona - Lo que caiga. Antona - Bueno, nada de palabrota que una es decente. Antona - Lloriqueando. Yo llevo sus calzones porque ella misma me los regalaba. Cesa el lloriqueo. Vuelve la luz al escenario. Antona, nerviosa y sonriente como una concursante.
Antona - Hmmm, Pedro de Valdivia. Antona - La Quintrala. Antona - Pujando en forma concentrada. Antona - Sigue pujando con esfuerzo. Antona - Triunfante. Antona - Sonriendo picaronamente. La vista baja. Las manos en el regazo. Como padre abad. Antona - Contrita y avergonzada. No, padre Abad, creo que no. Antona - Muy avergonzada.
Nosotros ponemos mucho cuidado para no pecar, claro. Antona se mete los dedos a la boca y lanza un silbido penetrante. Ruido de cristales rotos fuera del escenario.
Antona, tu olor a lavaplatos me conmueve, me enloquece, me rejuvenece. Antona, se deshace del abrazo. Se acercan apasionadamente e inician una grotesca parodia del acercamiento o del abrazo amoroso. Del techo caen objetos diversos que se rompen en el suelo. Ambos, jadeantes y hechos un nudo, ruedan por el suelo y se separan. No se pueden hablar por un momento.
Resulta agotador. Si por lo menos se te ocurriera algo nuevo. Ella - Nada, dejemos las cosas en su lugar. Siempre que Antona acepte disfrazarse de ti. Bueno, pongamos las cosas en su lugar.
0コメント